lunes, 15 de octubre de 2018

Recuperando el niño interior.


A nadie le gusta recibir sus propios concejos. A nadie le gusta verse revelado ante sus defectos. Si se pudiera regresar el tiempo y ser, lo que se han convertido ahora, desde aun antes de serlo, o no querrían serlo ya, o estarían orgullosos del logro de existir sin nada nuevo que aumentar.
Se cree que se comienza la vida no sabiendo nada, todo desde cero, en modo miniatura, un bebé.
Pero es una absoluta mentira. Los niños tienen inmersos los secretos del universo. Con eso me refiero a que son totalmente sentimentales, natos en las acciones, puros y verdaderos. Y realmente con la vida que se desarrolla se van ensuciando, llenando de malos hábitos que son impuestos por los demás y llegan a la canalización de que el punto exacto donde nacieron es un total fiasco -en sociedad- y que se preparará para poder expresar completamente una verdadera evolución de la raza. O Va a fracasar.
Los niños lo entienden todo, claramente todo lo importante. Como seria vivir el ahora sin afianzarse, concentrarse en una sola cosa y hacerlo de corazón. Tener una visión clara de que la curiosidad que lo llevara a entender por sí solo la moral, desde su verdad, y eso no lo podrán imponer lo demás. Etcétera..
Todo eso se pierde al crecer, se va uno dejando llevar por las verdades generales de las cosas y no por lo que uno siente al referirse a ciertos temas o a las cosas. Se va dejando de vivir el ahora para vivir realidades virtuales, porque la realidad se vuelve pesada y solo se puede solo sobrevivir a ella, viviéndola desde otras vías inventadas. La sociedad nos impone que hagamos muchas cosas y todas esas cosas a la vez. Entonces nos volvemos polifacéticos, que sería realmente negarse a sí mismo para complacer a algo que es más grande que nosotros. Ya no nos preguntamos que me gusta, ahora solo nos gusta lo que haya. Ya no nos vamos a seguir permitiendo sentirlo todo como si fuera impostergable, ahora se canaliza y supera casi que al acto.
Eso es madurez, es dejar de ser reales para llevar mascaras disfrazadas de evolución personal.
Cabe destacar que en la infancia, esos flas backs que por alguna razón recordamos. (Porque si usted recuerda su infancia a cabalidad es un dios muy suertudo). Porque yo, hablando desde mi perspectiva personal, solo recuerdo ciertos detalles, y eso detalles se llenan de tanta importancia a través de los años, porque entre más cantidad menos énfasis. Y quiero decirle que estos detalles, que son vestigios de recuerdos, callan TAN profundamente.
Porque hay que ser el adulto que necesitábamos de niño, siempre. Que se acabe esa tendencia a creer que el niño no entiende lo que ve u oye porque es pequeño y por lo tanto banal. Es una gran falacia. Cualquier momento de esa infancia al lado de un adulto se puede volver ese flash back del que escribí y atrofiar una vida, o ser lo mejor que le haya pasado a ese humano miniatura en la vida.
Los niños son importantes, sino es que son lo más grande a cuidar en magnitud. No tenga niños si no entiende esto, y no sea un hijueputa si está al lado de ellos.
Recupere a su niño interior. El es la verdadera versión de ustedes, la raíz de todo ser humano, la base de toda vida y la razón por la que te ama tu tía.
Saludos a Diego y Daniel.


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